miércoles, 30 de octubre de 2013

El juzgado número uno de León se hace cargo de la investigación


El juzgado número 1 de León se ha hecho cargo de la investigación del accidente. Durante el día de ayer, los técnicos de la Hullera Vasco Leonesa, propietaria de la mina, no pudieron acceder a la explotación porque la planta séptima, donde se produjo el accidente, aún no era segura. 

Está previsto que hoy lo hagan y analicen qué pudo pasar. En ello confían los más de 300 trabajadores de la explotación. El presidente del comité de empresa, Marco Antonio Martínez, prefiere no aventurar nada y esperar al resultado de esa investigación. El sindicalista de UGT José Antonio Colinas también señaló que esta es una mina «donde se cuida la seguridad en temas de gas y de ventilación». 

Y es que el grisú, que se forma a la vez que el carbón, es letal e inodoro, lo que hace que no se pueda detectar. Antiguamente, dicen los veteranos, se colocaba un pajarillo en una jaula y si éste caía, había que salir de la mina. Ahora, los mineros van provistos de autorescatadores que les permiten una autonomía de una media hora. 

Pero en el accidente del lunes, ni siquiera les dio tiempo a colocársela sobre la cara. Es un gas capaz de robar más del 80% de oxígeno que encuentra a su paso. Si el gas adherido a la masa de carbón es muy grande, no hay tiempo de reaccionar. El lunes, el nivel de oxígeno bajó de repente por debajo del 1%. Ni los sistemas de ventilación ni los aparatos de medición pudieron evitar la tragedia. 
Precisamente por la cantidad de grisú se miden las minas, desde la mínima categoría, la 1, a la cuarta, la más peligrosa. En caso de accidente puede causar asfixia, como ocurrió el lunes, o explotar sin necesidad de que haya llama, como ocurrió en Asturias en 1995, cuando fallecieron 14 mineros.

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