miércoles, 17 de julio de 2013

Luca Parmitano y el agua de su casco


La pesadilla de los primeros astronautas en salir al espacio solía ser que algo malo ocurriese dentro de su traje cuando estaban fuera de la nave. Eso fue precisamente lo que le ocurrió ayer al astronauta italiano Luca Parmitano durante una caminata en el exterior de la Estación Espacial Internacional (ISS). El paseo cósmico tuvo que ser suspendido abruptamente por una fuga de agua en la escafandra del astronauta cuando llevaban sólo una hora y media trabajando fuera de la nave. 

Rodeado por el vacío y manejando un instrumental muy delicado, Parmitano dio la voz de alarma al control de tierra cuando empezó a sentirse dentro de una pecera. «Mi cabeza está muy mojada y tengo la sensación de que el problema está empeorando», alertó a los controladores de la misión en Houston. Chris Cassidy, el astronauta estadounidense que lo acompañaba en el paseo, acudió en su ayuda y explicó la situación a los c ontroladores de la misión: «Hay mucha agua. El casco está saturado y está entrando en sus ojos y boca». 

La NASA insistía ayer en que Parmitano no corrió riesgo de ahogarse. Sin embargo, los cerca de 500 mililitros de agua que llegaron a flotar por dentro de su traje podrían haberle hecho fallar en alguna maniobra o estropear el instrumental. Los especialistas de la agencia espacial estadounidense quieren ahora precisar el origen del problema, ya que el traje incluye varios sistemas que funcionan con líquido. Es posible que el líquido proceda del bote de agua potable del que beben los astronautas durante las caminatas. 

«Luca nos ha contado que en la anterior salida ya había líquido en la escafandra, aunque sólo un poco», señaló un portavoz de la NASA en el Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia. Al parecer, la filtración provenía de la parte posterior del casco. Los astronautas tenían encomendado trabajar en la preparación de la nave para integrar un laboratorio ruso, así como cambiar una cámara del módulo japonés y otros ajustes. «No quiero cometer un error y dejar las cosas peor», avisó por su parte Chris Cassidy poco antes de que se decidiese abortar. Parmitano tuvo que esperar 33 minutos para volver a estar a salvo en el interior de la nave. Dentro fue auxiliado por la norteamericana Karen Nyberg. «Tiene un aspecto penoso pero está bien», comentó Cassidy pasado el susto. 

«Los ingenieros de la NASA consideran que la próxima caminata podría tener lugar la próxima semana. Pero aún es pronto para hablar de ello», explicaba ayer el representante de la NASA en Rusia. 
Ésta es la primera vez en la historia que una caminata espacial es suspendida por la entrada de líquido en uno de los trajes espaciales. Sin embargo, los rusos han afrontado accidentes que han hecho al primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, exigir cambios tajantes en el sistema de trabajo. El programa espacial ruso es crucial, ya que desde la jubilación de los transbordadores estadounidenses hace dos años, las naves Soyuz son el único medio de transporte a la Estación Espacial Internacional. Además de Parmitano, Cassidy y Nyberg, en la ISS trabajan tres cosmonautas rusos.

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