viernes, 4 de enero de 2013

Fabrik suspendió la macrofiesta



El acceso a la discoteca Fabrik, en el término municipal de Humanes, permanecía cerrado con cadenas ayer a las tres de la tarde. A esa hora estaba previsto que comenzara la mayor fiesta de Año Nuevo de la región, todo un clásico de este día junto a la que se celebraba en el Madrid Arena antes de la tragedia de Halloween. Sin embargo, unos carteles de fabricación casera pegados precipitadamente con celo informaban someramente de que el espectáculo estaba «cancelado». 

Con algo más de detalle, la empresa promotora -Goa Electronic Parties- anunciaba apenas unas horas antes en su perfil de Facebook que la dirección del local había decidido suspender la sesión intensiva de música electrónica de manera «tajante» tras «haber detectado un número muy elevado de entradas falsas» y «ante la imposibilidad manifiesta de poder verificarlas en las puertas de entrada». 

La cancelación de la fiesta comenzó a gestarse la semana pasada después de que un particular presentara una denuncia ante la Delegación del Gobierno alertando de que, aunque el aforo de la discoteca es de 3.500 personas, ya se habían vendido más de 9.000 pases y que, previsiblemente, se colocarían otros 2.000 o 3.000 en las horas previas al inicio del evento. Asimismo, alertaba de que salvo la sala principal del recinto el resto de las instalaciones no contaba con licencia urbanística de obras ni de ocupación. 

El departamento que dirige Cristina Cifuentes, que carece de competencias en este ámbito, puso estos hechos en conocimiento del Ayuntamiento de Humanes, que, a su vez, encargó a la Policía Local una inspección de las instalaciones el mismo 31 de diciembre. Según fuentes de la Delegación de Gobierno, tras la visita se concluyó que el local cumple la normativa vigente con excepción de la denominada terraza (con tres carpas gigantes), que procedió a ser precintada. 
Reclamaciones el 3 de enero 

Unas horas más tarde, la dirección de Fabrik decidía dar por suspendida la macrofiesta tras constatar supuestamente que estaban circulando «entradas falsas». Este periódico no pudo contrastar ayer la versión de Goa Electronic Parties con los propietarios del local, ya que no respondieron al teléfono. 
Ante la avalancha de protestas de los afectados, la empresa promotora manifestó a través de Facebook su «lamento» por esta situación y garantizó que todos los clientes podrán reclamar el importe de sus pases a partir del 3 de enero. El coste de los tiques normales era de 40 euros con venta anticipada y 60 en taquilla, aunque también se habían distribuido pases especiales para la zona VIP y los reservados con precios por persona más elevados. 

La mayoría de los afectados por la cancelación de última hora de la fiesta se enteraron a través de las redes sociales, por donde la noticia se extendió a lo largo de la mañana a velocidad supersónica, pero otros muchos se encontraron con las puertas cerradas al llegar a Fabrik. También allí se toparon con un despliegue más que notable de agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil, que, para empezar, desalojaron el parking del local donde continuaban bebiendo los asistentes a la celebración de Nochevieja en esa misma discoteca de Humanes y prohibieron la entrada a más vehículos que pretendían hacer botellón antes de la que comenzaba a las 15.00 horas. 

«Nos han jodido», resumían con la decepción dibujada en el rostro Dina, Débora y Jéssica, vecinas de Carabanchel. «De saberlo nos hubiéramos pegado la fiesta ayer [por el 31 de diciembre], pero al final nos hemos quedado sin una y sin la otra», añadían con un deje de cabreo tras haberse levantado de la cama para nada. 

Más chasco se llevaron Javi y sus amigos malagueños, que habían venido a Madrid exclusivamente para asistir a la fiesta y que aún no habían adquirido la posición horizontal después de tomar las uvas. «A ver quién me paga ahora a mí el dinero del autobús, el hotel, la entrada... Y todo por culpa de la Botella», balbuceaba con cierto movimiento sospechoso de mandíbula sin tener muy claro que la alcaldesa de Madrid no tiene competencias fuera de su municipio. 

Aunque no era el único de los que vagaban por los alrededores con sus entradas inútiles de la mano que acusaban a la regidora de la capital de haberles estropeado el día de juerga. También estaba muy extendida entre los afectados la sospecha de que lo de los tiques falsificados era una excusa para cancelar la fiesta ante el temor a una inspección de las autoridades para comprobar si se cumplía o no el aforo. 

«¿Cómo pueden decir que no se pueden detectar las entradas falsas cuando vienen con un código de barras y un número?», se preguntaba una chica de Griñón que había pagado con sus amigos 250 euros por acceder a uno de los reservados. «Ahora, también te digo que ante la duda yo prefiero que la suspendan, que paso de que me aplasten», añadía antes de marcharse a su casa caminando con un vaso de plástico de la mano. 
La organización Facua Consumidores en Acción pidió ayer a la empresa promotora de la fiesta y a los responsables del recinto en el que se iba a celebrar que aclaren los motivos de la cancelación y que la Dirección General de Consumo estudie si caben sanciones por los perjuicios causados a los usuarios.

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