domingo, 16 de diciembre de 2012

Invisibilidad para los soldados



Durante décadas, el Experimento Philadephia fue una de las líneas de trabajo favoritas de los adeptos a las teorías conspiratorias. Se escribieron libros, y se debatió hasta el infinito: ¿había sido capaz Estados Unidos de convertir en invisible el destructor Eldridge, un barco de 93 metros de eslora, el 28 de octubre de 1943? 
La historia continuó rondando las cabezas más excitables hasta mediados de la década de los 70, cuando lo más que fue capaz de producir el Pentágono fue la primera generación de aviones invisibles… al radar. Fue eso, y no la inconsistencia de todo el Experimento Philadelphia, lo que convenció a los fervorosos seguidores del arte de esconder barcos. 

Ahora, sin embargo, la empresa canadiense Hyperstealth Biotechnology ha desarrollado la capa Quantum Stealth con la que, afirma, puede hacer desaparecer de la vista -y también de las cámaras infrarrojas y ultravioleta- a una persona. Hyperstealth Biotechnology ha presentado su invento a las Fuerzas Armadas de Canadá, que han decidido que no van a seguir adelante con ese proyecto. En el caso del Pentágono, aún no hay una confirmación oficial de la demostración de Hyperstealth Technology. 

La noticia ha sido acogida con escepticismo por algunos, que la comparan a una versión del siglo XXI del Experimento Philadelphia. Hasta hace menos de dos meses, todos los intentos para hacer desaparecer un objeto fracasaban porque, aunque consiguieran ocultarlo parcialmente, siempre había alguna parte de la superficie visible. Entonces, científicos de la Universidad de Duke, en EEUU, y del Imperial College, en Gran Bretaña, anunciaron que habían conseguido el éxito en la empresa. El problema es que el objeto que hicieron desaparecer tenía unas medidas de un centímetro de largo y 7,5 de ancho. 

Conseguir que un ser humano entero se esfume en un entorno cambiante, como el que presuntamente rodea a un soldado en combate, es infinitamente más complicado. Estos experimentos trataban de conseguir que la luz rodeara de forma perfecta el objeto. En el caso del experimento del cilindro, eso se ha logrado rodeándolo de una cobertura en forma de diamante. Así, la luz no sólo no impacta al objeto. Pero hay un pequeño problema: el cilindro sólo es invisible desde un ángulo. Los más cínicos afirman que, para que una persona no sea visible, debe hacer que la luz no le dé. Y, si la luz no le da, la persona no puede ver. 

Hyperstealth Technology no ha dado ninguna información acerca de cómo ha conseguido el milagro de la invisibilidad. Ni siquiera ha permitido exhibiciones ni demostraciones ante los medios de comunicación, alegando motivos de seguridad. Pero el fundador y consejero delegado de la empresa, Guy Cramer, insiste en que su proyecto es serio. 

Al basarse en las propiedades del tejido que forma la capa, no exige que el soldado lleve ningún tipo de equipamiento extra, como, por ejemplo, baterías. El manto de invisibilidad, además, se amolda perfectamente al cuerpo de los usuarios. «El uniforme puede funcionar en cualquier medio», ha declarado Cramer a la cadena de noticias CNN. «No podrías ver en absoluto a alguien que entrara en una habitación llevándolo». La reacción del periodista, sin embargo, era algo más escéptica: «Esto es algo que hay que ver para creer». 

El proyecto de Cramer tiene un propósito muy claro: el Pentágono se ha gastado 5.000 millones de dólares (unos 3.500 millones de euros) en el diseño de unos uniformes que han dado resultados manifiestamente peores de lo esperado. Por ahora, sin embargo, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos guardan silencio. 
El Pentágono ha estudiado la posibilidad de dotar de invisibilidad a sus tropas, incluyendo tanques, aviones y barcos. No lo ha conseguido, pero sí ha logrado reducir la imagen de éstos. Lo que Cramer ofrece, sin embargo, es más bien de cuento de hadas. Un cuento de hadas al servicio, eso sí, de la guerra.

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